Cada vez más, en Estados Unidos claramente se están cruzando las fronteras entre el periodismo y la política, al convertir a políticos en analistas y a periodistas en políticos, según explica esta nota del New York Times. No podemos decir que esto allá pasado antes: el crossover es una cosa normal, entiendo, entre los deportistas. Y para muestra basta el desfile de antiguos atletas para comentar eventos mundiales como por ejemplo, las olimpiadas.
Si bien es cierto que con los deportistas también pasa otro detalle interesante: los más relevantes en su trabajo la mayor parte del tiempo rematan su carrera como entrenadores de las nuevas generaciones. Los más mediáticos - no necesariamente los más buenos - son los que terminan en la pantalla de la televisión.
¿Es justo dar más o menos exposure a los políticos? Siendo los periodistas personajes tan mediáticos y líderes de opinión en muchos casos, ¿serán más efectivos en trabajar con los ánimos de los votantes? ¿Es el caso Laporta una mezcla perversa de todas las circunstancias anteriormente mencionadas?
Preguntas para el aire, me parece...